viernes, 12 de junio de 2009

Walk over

5/7/08
Empezamos a trotar despacio alrededor de la cancha , para ir aflojando la dureza de nuestras casi anquilosadas piernas e ir entrando de a poco en calor. Alguno menos veterano comienza un toqueteo de pelota y otro se la pide, para sentirla en el empeine. Viene la bola y, con un toquecito bien abajo con la punta del botín, la levanta, la acuna en el pecho y la devuelve al pie. Con una caricia la devuelve, mansa y buena, a quien se la había pasado.

Ahora mejor estirar un poco, si no, al primer intento de pique seguro me tironeo. Imito, con menos elasticidad, esos movimientos previos que hacían el Diego, Burru y los demás antes de la final del '86. Mentalmente, me siento ahí, en el Azteca. En un ratito empieza el partido y me muero de ganas de jugar. ¿Cuántos somos? Un, dos, tres, cuatro... sí, estamos. En cualquier momento llegan los contrarios y se arma. Vamos apurar así los agarramos fríos y los madrugamos. Nada mejor que empezar ganando desde el vestuario.

El Panza se pone aceite verde en la espalda porque después le duele. Me quedó algo flojo el botín derecho, así que mejor ajusto un poco los cordones para evitar una ampolla o, peor, un esguince. Ya estoy listo para pelotear un poco al arquero. -¿Por qué no llamás al capitán de los otros así se apuran un poco? Tendríamos que haber empezado hace 10 minutos, che.- Ya me cansé de boludear. Me pongo el buzo porque me voy a enfriar de vuelta. -¿Y? ¿Apareció alguno? ¿Pasó algo?

Qué bronca te da que te hagan un walk-over, uocóber ó como corno se diga. ¿Quién puede estar contento con ganar así? Fea sensación esa de cambiarse la ropa sin transpirar y pasar de largo la ducha.
¿Quién puede tener ganas de tomarse algo fresco?

¡Ma' sí! ¡Me voy a la mierda!

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