sábado, 13 de junio de 2009

Detención en la Comarca del Happy Hour

31/7/08
Viernes, 14 hs en San Martín y Av. Córdoba. Hora de fin de almuerzo para oficinistas y paseo para turistas. Por la angosta vereda, caminaba con desición entre la gente hacia la calle Tres Sargentos, bamboleando su excesiva anatomía, con evidentes signos de artificio para lograr una voluptuosidad tan llamativa como ambigua, que los transeúntes observaban de reojo.

Sin motivo aparente, quizás en respuesta a algún dardo verbal, gira y le arroja un celular en la nuca a un sujeto con aspecto de asistente administrativo contable que acababa de cruzarse, quien se da vuelta sosteniendo su maletín y juntando la punta de todos los dedos de su mano libre, en el universal gesto del "¿Qué te pasa?" , respondido por el agresor con el más universal gesto del dedo mayor elevado con el ímpetu de un árbitro iracundo al enarbolar la tarjeta roja. La atencón de los paseantes y porteros se centró en el episodio.

El camión de caudales estaba parado justo frente a la puerta, con sus guardianes custodiando el traslado de valores en pleno despliegue. Otra vez, sin motivo visual aparente, la persona de peculiar silueta enfrenta a uno de ellos y, luego de un intercambio breve y frenético de palabras, le espeta un salivazo tamaño aguaviva que acertó en pleno rostro del custodio, enmascarándolo horriblemente.

Como avispas de un panal derribado, sus compañeros se abalanzaron sobre el agresor, reduciéndolo primero con un certero puñetazo en el rostro y luego con diversas llaves y tomas muy didtintas a las de Titanes en el Ring, para dejarlo contra el piso. Ningún uniformado intervino en la maniobra, pero un par de esposas le fueron colocadas mientras con una mano le sostenían la cabeza contra la vereda, apretándola. La señora de compras que pasaba con los nenes en vacaciones, les decía "no miren, no miren".

Y gritó.

Un grito primal ahogado que puso en evidencia la tragedia de la contradicción y el desconcierto. Vaya uno a saber qué dramática historia prodjo tal criatura, mezcla fallida de miseria, sensualidad, ignorancia y violencia. La sirena anunció la llegada del patrullero que lo trasladaría a otro capítulo en su vida, lejano a la felicidad.

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