viernes, 19 de junio de 2009

El borde de la felicidad

19/6/09
No fue fácil llegar acá.
Otra semana en la que hubo que sobreponerse diariamente a algo. Cuando parecía que todo se encaminaba, surgía un nuevo desafío. Quizás mínimo, pero un nuevo desafío al fin. Al principio, muchos parecen vallas insalvables pero cuando el elemento sorpresa desaparece y quita esa lupa distorsiva, la cuestión no es tan compleja. Y la encaramos para superarla. Pareciera que no se puede estar quieto un ratito. Mejor dicho, ocioso..

Casi siempre faltan cinco mangos para el peso. Un día se enferma un hijo. Al otro, las cosas van para atrás en el trabajo, ese que venimos edificando como hormiga. El auto al taller y a recomponer la logística familiar. El boletín de los chicos no está del todo bien, pero no es una tragedia. Después, todo se acomoda y tomamos impulso junto a la patrona. La vida continúa, hay que llevársela por delante y algo irresistible que nace en nuestro corazón nos da esa pasión para lograrlo. A veces, contagiando a algún prójimo.

Es sábado. La brisa acaricia, el sol baña el rostro. Algún ave canta en un ramaje cercano. Y la pelota, al pie, lista para rodar. Es un momento para paladear despacio, muy despacio.
"¿En qué pensás huevón? ¡Jugá que el referí ya tocó el pito!" El reto del Panza nos despabila y, sonriendo, le pasamos la pelota con toque corto y suave.

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