miércoles, 5 de agosto de 2009

Fútbol rural

La lechera de Gauna se volvió a pasar, por lo que Oscar ensilló el zaino para devolvérsela y aprovechar para, de una vez por todas, arreglar el asunto de ese alambrado que, por su estado, sólo marcaba el límite entre los dos campos. Hecha la faena y luego de unos mates bajo el alero, decidió volver por el camino, para ver cómo andaban los preparativos para el domingo. Al tranco, se fué arrimando para el boliche donde atendía don César. La escenografía era la misma que en casi todo el país: una estación de tren abandonada, testigo mudo de un pasado vivaz y pujante, un destacamento policial con igual destino, la escuela aún viva, alguna que otra casa y el boliche, con anexo de club, centro de la actividad zonal con intercambio de novedades.

Ahí nomás, pasando el taller del Pollo, estaba la cancha que, ese miércoles, aún lucía su estado habitual con el alto pastizal color sepia salpicado de vigorosos cardos verde oscuro rematados en intenso rosa de sus flores. Medio arco emergía de la tupida vegetación en cada extremo del lote. Dos ó tres vacas pastaban cansinamente bajo el calor de esa tarde de enero. Al día siguiente, el Pollo pasaría la desmalezadora y dejaría la cancha bien parejita, por lo menos a la vista. Oscar taloneó su caballo y, con galope corto, se dirigió a su casa, media legua más allá. El desafío anual contra los del pueblito se acercaba y era el tema de los espaciados encuentros que se tenían en el campo.

El viejo Silverio, tras largos atardeceres en el boliche, alternando con las obligatorias partidas de mus con Nino y Remigio, tenía el equipo armado. Tarea nada fácil en la movilidad laboral rural. Ya no estaban Omar, un arquerazo, ni Antonito, el hijo del tambero del arroyo. Uno rumbeó a otro pago, luego de la venta de su casmpo y al otro, ya mayor, le había salido un pique en una importante estancia del oeste. El puestero nuevo de Almeyda tenía aspecto de saber algo con la pelota, pero era una incógnita. El otro puesto lo iba a cubrir Salvador, el hijo del tractorista que, con sus catorce años, iba a debutar en el puesto que ocupó su padre hasta que se lastimó la rodilla arreglando una sembradora. "Es corajudo el chico" sostenía Silverio, para fundamentar su inclusión, más por necesidad que por virtudes deportivas.

Don Julio habilitó el despacho de bebidas y masas atrás de un arco. Los autos, camionetas y caballos fueron alineándose a un costado de la cancha, ya cortada y marcada con gasoil en trazo sinuoso y dubitativo. La siesta había terminado hacía rato. Los niños correteaban de acá para allá, sorprendidos y alegres por encontrarse tantos juntos por un día. Las mujeres, con sus mejores atavíos, conversaban animadamente mientras compartían mate dulce al costado de la cancha. El camión jaula de Cacho ya estaba en su lugar habitual, imponente al lado del resto de los rodados. Todo estaba listo.

(continúa)

sábado, 25 de julio de 2009

Después del final

De qué se quejan, digo yo. Por cualquier cosa, lloran como maricas a ver si el juez se apiada de ellos por algo que ni pasó. Asco me dan, mirá. En mi época, te aguantabas unas murras que te la voglio dire bien calladito como un hombre. A la primera se la devolvías duplicada y se terminaba el asunto. El juez veía todo, pero sabía que era un código de machos. Para que te expulsen tenías que pelar el bufoso y meter bala. Ahora no paran de levantar la manito sacudiendo una tarjeta imaginaria para que el juez los copie, como si fuera un imbécil. Y no te digo nada si el quía ya estaba amonestado. Se le van encima como abejas furiosas. Dejá, son una manga de maricones. Asco me da. Si querés ganar, vas y la mandás a guardar todo lo que haga falta.

Encima, juegan en canchas lisitas y verdes. Para peor, ya lo hacen sobre césped artificial! ¿Dónde vamos a parar? Cuando pienso en los paisajes lunares donde jugábamos nosotros, te lesionabas de mirar la cancha, nomás. Ni sabías para dónde iba a ir la pelota después de un pique o un pase al ras. Si te revoleaban, te levantabas con peladuras en todo el cuerpo. Si llovía, era lo mismo que jugar en un chiquero, con una pelota que pesaba diez kilos, de lo mojada que estaba. Ya los quiero ver a esta manga de flojos pegándole ó cabeceando una pelota así. Además, los botines eran negros. Punto. Y de cuero. Hoy son de plástico y compiten a ver quien tiene el color más chillón. Con sus camisetitas diseñadas para no tener frío, calor, transpiración y, por supuesto, todas con su propaganda de lo que sea. ¿Dónde quedaron las de piqué? Dejame de joder, a mi edad, no tengo por qué aguantar esto... Si tuviera veinte años menos...

¡Que ganas de jugar un fulbito, por Dios!

domingo, 19 de julio de 2009

La Puñalada

Todo listo. Mejor, imposible. Desde un día diáfano, soleado y tibio. La brisa dice presente acariciándonos detrás de las orejas, casi haciéndonos cosquillas. Un ligerísimo escalofrío desciende por la espalda. El verde del paso encandila con su intensidad obscena. El círculo central y todas las rayas de cal contrastan en su blancura y presición. Los arcos lucen impecables redes, como novias sus velos el día de bodas. Los banderines, enhiestos, señalan las esquinas con una determinación inapelable. El juez, de intachable negro, supervisa con severa y justa autoridad las condiciones previas al juego. Su cabello prolijamente engominado, color ala de cuervo, refleja el sol con algunos destellos azulados. Los equipos, uniformados con vivos colores completan el cuadro que se concentra en ella, nívea y redonda, que le dará vida y sentido al encuentro.

¡Qué momento sublime! Me siento un gladiador listo para entrar en combate. La adrenalina corre por mis venas en la dosis justa, esa que equilibra la ansiedad y la serenidad. Hoy será un partidazo. ¡Que empiece ya, por favor!... Una extraña cosquilla interna, por debajo del ombligo, se expande hacia los costados, abrazando mi abdomen y comprimiéndolo, causando dolor cada vez más intenso. Me inclino ligeramente hacia adelante para aflojar la tensión y, como una puñalada, el dolor me atraviesa hasta llegar a la columna vertebral en zona lumbar baja. Al verse involucrados centros nerviosos, se produce un estertor con aflojamiento de piernas y un frío gélido asciende hasta la nuca y el rostro se pone lívido. Los brazos se adormecen. Un instante después, el embate cede.

La tranquilidad no llega porque el segundo embate de las entrañas es mucho más profundo y fulminante. Tanto que quedo doblado al medio para evitar la consecuencia natural del final de un proceso gástrico. Con lamento, recuerdo el mate de la mañana y ese jugo de naranja frío que tomé rato después. Una combinación letal. No sé por qué, pero la imagen de aludes de barro en zonas tropicales viene a mi mente con innecesaria recurrencia. Y me invade una soledad supina. Ya no distingo los rostros y las voces de mis compañeros. Apenas entiendo un "¿Te pasa algo, Bocha?" fugaz. Si respondo me desgracio. El combate interno requiere todo mi esfuerzo. Es una pulseada sin tregua que no permite respirar. El ingreso de una bocanada de aire significa, indefectiblemente, la salida de igual volumen de materia.

Tengo que ir al baño en este instante. Es aquí y ahora. El espíritu de equipo, la educación, moral y las buenas costumbres quedan en segundo y tercer plano. La bestia toma impulso para el tercer y definitivo embate, el de su triunfo a costa de mi dignidad. No puedo caer así. Instintivamente, tomo el camino del baño más cercano, sin importar su condición sanitaria. Si corro, pierdo. Si camino, también. La combinación de resistencia y premura producen un andar alienado, histérico y robótico, similar al de los maratonistas que caminan. Llego al baño. Es el estallido y la lágrima. La agonía y el éxtasis...

Sonriente, vuelvo como un rayo a la cancha. El Panza, desde la otra punta me ladra: "¿Dónde te metiste, huevón? ¡Entrá que ya estamos uno abajo!"
A pesar del resultado adverso, sigo sonriendo.

sábado, 11 de julio de 2009

En el comicio

Muy temprano. Tanto que ni amague del sol al oriente se insinuaba. El día iba a ser largo, muy largo, ya se sabía. Pero la voluntad y esa llamita en el pecho que arde hace un tiempito lograron el milagro de madrugar un domingo donde el electorado se iba a manifestar en las urnas, como cada dos años. Sólo que esta vez algo flotaba en el aire que le ganaba al escepticismo habitual. La sensación de que hablarían las urnas y no quienes las manipulaban habitualmente. Después, que salga electo quien sea, pero por mérito real y no dibujado. Así y todo, la ingenuidad no fué invitada ese día. Ningún candidato portaba aureola, pero la motivación de crecer un poquito cívicamente dominaba ante la imperfección de las propuestas más difundidas.

Lagañosos y con frío, autoridades, voluntades genuinas y rentadas se hicieron presentes en tiempo y forma a las mesas de comicio. Personal del correo depositó los elementos para dejar en condiciones de comenzar la jornada en la que impacientes votantes ya formaban incipientes filas, algunos con el propósito de quedar con todo el día disponible y otros, adoctrinados, para ocupar un cargo de autoridad en alguna mesa acéfala. Los distintos representantes partidarios se colgaban galones virtuales en haras de encarnar una ficticia máxima autoridad de comicio, aprovechando la ignorancia general en estas lides. La medición de fuerza con otros signos partidarios determinaban si dispondrían de este falso poder durante la jornada. Así, quedaba marcada la cancha.

El malón inicial de votantes se contrapone con la sincronización de las mesas, donde autoridades y fiscales deben superar suspicacias y refrescar conceptos. Muchos votantes exigen calidad y servicio, como clientes o propietarios de un comercio. La documentación exhibida va desde un estado reluciente a otro en el que el documento parece haber sido hallado varios días después de alguna luctuosa tragedia con incontables víctimas y desaparecidos. El control periódico del cuarto oscuro revela algunos chanchullos agazapados, mediante el cambio, mezcla ó desaparición de algunas boletas. El presidente de mesa sufre cuando es flagelado por la frase que no quiere escuchar ese día: "Faltan boletas" La indignación aumenta cuando se constata que las boletas que faltan son de algún partido tan ignoto que hasta el votante no se había percatado de su presencia en el rincón menos iluminado del cuarto oscuro.

El nivel de los potes de alcohol en gel indican que es mediodía. Las fuerzas políticas dominantes hacen alarde de su capacidad, suministrando excesivos alimentos a sus representantes, quienes conservan los excedentes para abastecer a sus familias durante la mitad de la semana siguiente. Las autoridades se conforman con la vianda que trajo el correo a la mañana, apenas distinguible del resto de los elementos, ninguno de ellos digestible ni nutritivo. La tarde se estira y quedan menos ánimos para ejecutar o suponer maniobras arteras. Sujetos de cierta ampulosidad bendecidos con el rol de fiscal general circulan por mesas y cuartos oscuros, forman corrillos en distintos lugares, se palmean y debaten en una estratégica convivencia donde la sinceridad no es la principal figura, a pesar de una cordialidad siliconada. Algún famoso efímero ó de tercera línea intenta vanamente evitar la fila de votantes. Su rating caerá levemente a partir de ese día.

Con el sonido del mate que se termina, cierra el comicio y comienza el escrutinio, es decir, el recuento de votos. Algunos aplausos y todo el mundo a limpiar el cuarto oscuro. Renace la tensión. Las matemáticas no acompañan y hay que contar de nuevo. Las mesas femeninas demoran más, salvo excepciones. Es el momento clave. La paciencia de todo el día puede haber sido inútil si hay distracciones. Dentro de los sobres pueden aparecer votos válidos, nulos ó cualquier cosa, desde una amenaza nuclear hasta la estampita del mártir más martirizado. Ya a las 18 hs circulan resultados físicamente imposibles.

Que este vale, que este no, que qué hacemos con este voto. "Dejalo ahí y después vemos" "Cerremos las planillas, muchachos, que ya son las 22 hs. y mañana hay que laburar" apura un puntero con cara de semana con tantos sábados como centímetros tiene su abdomen. Cuando parece que la sesión será de trasnoche, cierra el escrutinio y se completan las planillas. Cada uno se lleva la suya para pelear las migas ante la justicia electoral.

Se terminó el día. En casa, los medios muestran rostros de triunfadores excesivamente felices por el resultado obtenido, siendo muy sufrida la labor de servidor público para la que se postularon. En contracara, los derrotados lucen abatidos como si hubieran perdido repentinamente al ser más querido. Ambas actitudes reflejan lo mismo.

Y nos preguntamos: Con tanta vocación de servicio, ¿por qué estamos como estamos?

viernes, 19 de junio de 2009

El borde de la felicidad

19/6/09
No fue fácil llegar acá.
Otra semana en la que hubo que sobreponerse diariamente a algo. Cuando parecía que todo se encaminaba, surgía un nuevo desafío. Quizás mínimo, pero un nuevo desafío al fin. Al principio, muchos parecen vallas insalvables pero cuando el elemento sorpresa desaparece y quita esa lupa distorsiva, la cuestión no es tan compleja. Y la encaramos para superarla. Pareciera que no se puede estar quieto un ratito. Mejor dicho, ocioso..

Casi siempre faltan cinco mangos para el peso. Un día se enferma un hijo. Al otro, las cosas van para atrás en el trabajo, ese que venimos edificando como hormiga. El auto al taller y a recomponer la logística familiar. El boletín de los chicos no está del todo bien, pero no es una tragedia. Después, todo se acomoda y tomamos impulso junto a la patrona. La vida continúa, hay que llevársela por delante y algo irresistible que nace en nuestro corazón nos da esa pasión para lograrlo. A veces, contagiando a algún prójimo.

Es sábado. La brisa acaricia, el sol baña el rostro. Algún ave canta en un ramaje cercano. Y la pelota, al pie, lista para rodar. Es un momento para paladear despacio, muy despacio.
"¿En qué pensás huevón? ¡Jugá que el referí ya tocó el pito!" El reto del Panza nos despabila y, sonriendo, le pasamos la pelota con toque corto y suave.

sábado, 13 de junio de 2009

Tarde

14/11/08
-¡Dale, Panza, que no llegamos más!- apuraba, ansioso, el Saliva desde el asiento trasero. El Panza, echado en su asiento, manejaba con la mano izquierda apoyando el codo en la ventana, sujetando el volante con los dedos índice y mayor. Con la otra escarbaba en las profundidades bajo su abdomen intentando resolver alguna incomodidad ó picazón circunstancial.
-Qué querés que le haga- respondió con modorra -Mirá lo que son estas calles de mierda- agregó, señalando el camino con el mentón.

La renoleta se sacudía en las desprolijidades de la calle, levantando una polvareda que le agregaba densidad al mediodía suburbano. Saliva, mordiendo su apuro, comenzó a cambiarse, costosa labor en el espacio reducido y bamboleante del asiento trasero. -¿Dónde estamos?- preguntó, somnoliento, el Juanchi, que acababa de despertarse. -El Panza está perdido y nos está haciendo llegar tarde. Ya deben haber empezado- rezongó Saliva mientas luchaba con una media demasiado seca y arrugada para colocársela fácilmente. El Panza ni se inmutó.

El portón, casi una tanquera, estaba abierto y el oscilante auto entra y estaciona bajo un ligustro. Antes que llegue a detenerse, Saliva salta y, con los botines en la mano, salie corriendo a la cancha. Juanchi, casi despejado, se cambia usando la puerta de biombo y salie al trotecito tras el Saliva, que ya había llegado a la cancha. El Panza, tranquilamente, agarra su bolso, cierra el auto y se encamina donde sus amigos, a quienes encuentra desolados al llegar, especialmente Saliva, que escudriñaba el horizonte buscando algún movimiento humano. Sólo había unos teros picoteando la hierba.

-¡Llegamos tarde, Panza! ¡Te dije que teníamos que salir antes! ¡Qué lo parió! andar a las corridas al pedo y encima bancarse la perorata de Lucio de acá a fin de año por el uocóber que les hicimos. ¡Mierda!- En silencio, Juanchi y el Panza escuchan la descraga de Saliva. Juanchi, más compungido.

Cuando terminó, el Panza, se adelanta y apoyando mansamente la mano bobre el hombro de Saliva le dice:
-Ya está, hermano. Ahora, vamos a la parrilla de Tito que, al pasar, ví que había puesto un costillar al asador que debe estar a punto.

Un gol

7/11/08
La pelota viajaba, casi flotando, hacia el corazón del área. Su vuelo ingrávido tenía una lentitud suficiente para generar cierta concupiscencia en los que estábamos metidos en el arremolinamiento humano que, como una ola marina, se iba formando en el rectángulo del área con medido avance hacia el arco. Como un surfista, el arquero enfrenta la ola y se incorpora a ella con el mismo fin, llegar a la pelota.

"¡Mía!" es el pensamiento único de los quince ó dieciséis hombres que, en improvisada coreografía sudorosa y agitada, saltamos estirando el cuello para llegar primero a ella y, con la cabeza, darle otro destino. De gol ó de córner, según el color de la camiseta. La escena parece detenida, como si la pelota, maquillada con esos filetes de colores, estuviera eligiendo su novio, veleidosa. Y todos casi suspendidos en el aire, expectantes.

De a poco se fue acercando, llovidita. La ola se comprime y gana en altura. En el amontonamiento estoy en buena posición, pero algo pasado. Me arqueo hacia atrás, por encima del forcejeo de brazos, hombros y cabezas transpiradas que quieren confluir en el mismo sitio. Mi pensamiento es sólo para ella olvidándome del cuerpo, que queda desbalanceado y casi horizontal.

Y la siento acariciar mi frente, acomodándome el pelo hacia un costado, como preparándome para la foto que pondrá en un lugar privilegiado. Por el esfuerzo, tenía los ojos casi cerrados. Luego de esa caricia, de ese beso único, para mí solo, partió con otro rumbo, fuera del alcance de todo mortal.

El silencio duró el tiempo de mi caída, aparatosa, sobre el pasto y algunos compañeros y rivales. Entonces vino el estallido del lado inesperado de la tribuna. Voces desconocidas gritaban "¡Gol!" y las más familiares se lamentaban con un "¡No!".

Tendido boca abajo no podía ni quería moverme. Siento unas palmadas en el hombro y la voz serena de mi capitán: "Arriba Marito, que ahora les vamos a clavar 2 a esos turros."

Crack & Krak

11/10/08
Pongo "Bundalele" de Os Paralamas do Sucesso para levantar un poco el ambiente que se viene el findex largo y lo quiero arrancar bien.

Por el mundo vuelan papeles que antes valían, ahora no valen y mañana no sabemos si estarán. Todos corren buscando alguno bueno para amarrocar. Incomprensibles gráficos de tendencias apuntan para abajo, todos en colorado sin importar qué indican. Y a su lado un operador bien alimentado con el rostro trastornado completa la imagen. Los gobiernos empiezan a mirarse el ombligo y sálvese quien pueda. El único que no cambia de cara es Putin. ¿Y en Africa qué pasa? ¿Sigue perteneciendo a nuestro planeta? A barajar y dar de vuelta, brothers.

A pesar de sentirse como si les hubieran partido una varilla de curupay en el lomo a esta altura del año, los del campo se juntaron en San Pedro y se fueron con los muchachos de las orgas sociales a darse una vuelta al Congreso, donde instalaron nuevo camping. Kris, con su característico timming, escupe rimmel, los reta y dice que va a tirar unos mangos para que siembren más trigo, cuando se aproxima la cosecha. Nadie compra la promesa, ya que todavía debe el alquiler de carpas del kamping de julio. Se viene el presupuesto para el año que viene y, como en Pink House no puede faltar agua mineral Perrier y hay que hacerle el service al Mini de Floggy, se recorta la coparticipación en unos cuantos puntos. Redistribuir es la consigna, pero para el otro lado. Hoy anduve en la línea E del subte y en las estaciones no hay ningún negocio. Ni puestos de diarios hay. Es la que va para el sur de la ciudad. ¿Tendrá algo que ver?

La valija con las 800 lucas sigue ahí y varios están con ganas de manotearla viendo la que se viene. La siliconada Telpuk anduvo por USA y parece que los muchachos del FBI tardaron media hora palpándola de armas y casi la contratan para alguna agencia de relaciones públicas, según le dijeron con el mentón tembloroso. No pudo ser porque la esperaban, junto a su minuto de fama, unos canelones a la Rossini en lo de Mirtha. Samantha Farjat, por lo menos, era más divertida. Mientras, Neurus manda a Papá Noel Uberti a salpicar con popó a Cleto, que usa su carta de servilleta para limpiarse el pesto que le quedó en la comisura.

Como no pudieron hacer la cancha en el Uritrorco, la Davis va a la Feliz donde tienen leones marinos amaestrados para hacer de ball-boys y comerle un pie a Rafa. Juega la selección (¿hay que aclarar que es la de fútbol?) este fin de semana y nadie se enteró. Y eso que es contra Uruguay.

Están repartiendo lo premios Nobel a gente desconocida por cosas que, parece, están copadas. ¿Será así? En fin, hace unos días eran 800.000. La semana pasada, 1.000.000 (un millón) se fueron a gamba a Luján y, entre otras cosas, escucharon que hay que aprender a escuchar. ¿Capisce?

Súper Tercer Tiempo

2/10/08
El año pasado nos juntamos en un par de ocasiones algún jueves perdido para hacer una suerte de tercer tiempo del fulbito de los martes. Los que fuimos lo pasamos fenómeno. "¡Paren el mundo que me quiero bajar! ¡Aquí no hay rato para respirar!" protestaba Banana en una de las canciones de un álbum cuyo original título era "Licuado".
Y eso fué hace mucho. Ni teléfonos con botones había.

Este año, que nos ha tenido (y parece que nos seguirá teniendo) a los barquinazos sin parar, a tal punto que quizás nos bajemos no porque el mundo pare sino por fuerza centrífuga, nos merecemos algo mucho mejor y el Grupo de Padres va a recontraredoblar la apuesta.

Todos necesitamos ese respiro, esa pausa, ese rato donde no hay problemas ni nadie parece culpable de nada ni cómplice de nadie. Miramos el reloj y... ¡Ya estamos en octubre! Se va el año y, seguramente, nos hayamos quedado sin poder juntarnos con el 78% de los amigos con los que nos hubiera gustado compartir una comida, asado o, aunque sea, una picadita. Se viene ese rush de fin de año que se llena de compromisos sociales, empresariales, etc. Agradables, sí, pero que exigen cierto esfuerzo.

Por eso, nos propusimos hacer en el Colegio algo que se nos ocurrió denominar Súper Tercer Tiempo porque tiene la onda de un tercer tiempo, pero que no es más que una excusa para juntarnos todos los matrimonios de los 3 colegios que nos unen y que nos divierta hacer algo sencillo para pasar un buen rato: pizza, empanadas, buen riego, postre y café. Sencillo y de paradito, el costo lo bancamos entre todos.

Algunas cabezas afiebradas están pergeñando un pequeño show y alguna que otra sorpresa. OJO AL PIOJO que, como dice el Doc, LO VAMOS A PASAR BOMBA.
"Pero si yo nunca fuí al fulbito", "No conozco a nadie", "Ni siquiera respondí un mail", "Soy muy malo al fútbol. Ni siquiera me gusta", "Estoy a régimen (?)", etc., etc. Son el tipo de frases destructivas y desalentadoras con poco fundamento que el maligno puede poner en alguna cabeza para minar la voluntad.
QUE QUEDE CLARO, ESTO NO ES UNA INVITACION A JUGAR AL FUTBOL. Por ese lado, no hay excusas.

Fulbito plebiscitado

5/9/08
Esta semana está siendo plebiscitado el sentido de continuar con el fulbito como se viene haciendo, buscar una variante ó dejarlo de lado.
Quien suscribe estas líneas aprovecha, se abusa y agradece los conceptos vertidos sobre los irónicos párrafos delirantes garabateados en cada convocatoria, cuyo objetivo siempre fué mantener y reforzar un sentido de afinidad, confianza, pertenencia y cierto compromiso al grupo. Un entusiasmo literario de bajo vuelo quizás dispersó ese fin, por lo que pido disculpas.

Todas las respuestas recibidas (20% de los integrantes, esperamos muchas más) abogan, ruegan, imploran por la continuidad del fulbito, algunas proponiendo hacerlo semana por medio, como para no sobrcargar la agenda y hacerla más elástica.
A su vez, varias (50%) vienen con pedidos de disculpas por no haber asistido ó haber dejado de hacerlo, adujendo motivos incuestionables.
Quede esto en claro: NO SE ESTA PIDIENDO CUENTAS A NADIE POR NINGUNA AUSENCIA.
Esto es una convocatoria "de onda", para el que le plazca cuando le cuaje, a diferencia de los actos de gobierno, donde el que no va a aplaudir, pierde.

Todos estamos en nuestro derecho de quedarnos en casa desparramados en un sofá mirando a Bob Esponja, asisitir a conferencias sobre la ciencia infusa, llevar a la patrona a una rateada nocturna entre semana ó atajar los penales que nos tiran en casa, todos al mismo tiempo y en arcos distintos. Si voy, voy y si no voy, no voy. Sin explicaciones a nadie. Bastante tenemos que rendir cuentas a diario en el yugo y en casa.

Puede pasar que alguno arrugue porque piense que, técnicamente, es un choto al fulbo. Acá el choto es el que se cree bueno y no se banca que juegue uno que, a su criterio, es medio queso.
También puede pasar que "no conozco a nadie". Ninguno de nosotros nos conocíamos hasta que empezamos a mover la bola y voltear un par de birras después. Ahora con pizza.

Lo que motiva ese planteo es la situación de aquellos que, dejando algunas cosas de lado, incluso comiéndose algún epíteto marital (que se traduce en una factura a saldar en el corto plazo), han ido y se han encontrado huérfanos de fútbol, un martes a la noche y lejos de sus seres más queridos y una mesa mejor servida. Simplemente, no es justo.


Por lo pronto, respondamos este mail (a todos ó a mí) por sí o por no. No cuesta nada. No hace falta adornar la respuesta
Por si acaso, van las instrucciones:
1) cliqueo "Responder" ó "Responder a todos" y se abre un mail listo para enviar;
2) escribo: "estoy" ó"no estoy" (esta es la parte más difícil);
3) Cliqueo "Enviar".
Listo. Si nos lleva más de 10 segundos, algo falla en nuestra PC.

Minetras tanto, el Grupo de Padres toma como una orden las palabras que, en privado, transmitió nuestro Presidente FW (esto lo estoy tecleando de pie):
"En ningún caso desistir de la convocatoria es opción"
Se decide, pues, no innovar y redoblar la apuesta. A su vez, propone pelotear este tema el martes, luego del fulbito, con una cervecita fresca y una pizza recién hecha mediante, hallazgo del Táctico.

ATENTI que va el fotógrafo Aldo Cesa (no confundir con Sessa) a registrar unas placas que serán publicadas en el anuario del colegio y en carteleras de buscados por Interpol con jugosas recompensas.
Traer: Glostora para afirmar el jopo alicaído
Koleston rojizo-anaranjado para disimular las sienes plateadas,
Peluca de Pozzi para quienes refracten la luz del flash con el cráneo desnudo.
Corega para afirmar dentaduras temblorosas que hacen movida la foto.
Tabla de lavar ropa para poner bajo la remera, para recrear los abdominales marmóreos de antaño.

Fulbito stand by

3/9/08
Veníamos bien hasta estas vacaciones de invierno que, parece, actuaron como un anestésico a la convocatoria socio/cultural/seudodeportiva (con matices gastronómicos) de los martes.

De un invicto de un año largo, en menos de un mes nos comimos 3 uocóbers, walk overs ó fuck overs, según el cristal de ánimo con que se quiera denominar a una suspensión por falta de quórum. Algo está pasando y la pelota sigue en el canasto juntando polvillo.

Al Grupo de Padres se le plantea un sincero interrogante que puede resultar duro, punzante y hasta doloroso para algunos y de alivio para otros: ¿Vale la pena continuar con el fulbito? La premisa de esto es que quienes mandamos nuestras hijas/hijos a los mismos colegios nos conozcamos un poco más, aunque sea para que cuando nos veamos en un acto/reunión, el diálogo sea algo más enriquecedor que el siguiente:

-"Hola, yo soy el papá de XX"
-"¿Qué tal? Yo el de YY, que hoy actúa de tomate"
-"La mía hace de pollito. Es esa de allá"
-"Ah." (silencio largo, levemente incómodo)
-"¿Todo bien?"
-"Sí, ¿tus cosas?"
-"Bien" (otro silencio, ya ensordecedor)
-"Permiso, voy al baño" (raudo mutis por foro)

Los integrantes de este grupo somos aprox. 120, de los cuales hay cerca de 20/25 que participamos más ó menos activamente de esta movida.
Es más que probable que a alguno le rompa la paciencia y otros órganos vitales recibir estos mails y no se anime a pedir la baja, por una cuestión de caridad, timidez, fiaca ó masoquismo. Pero quizás se haya cumplido un ciclo y habrá que inventar otro que relance el objetivo principal, que es tender a la amistad. Esto lo hacemos entre todos y para todos.
Con toda la onda y ánimo positivo y constructivo, el Grupo de Padres deja planteada la inquietud y queda abierto a todo tipo de comentarios, sugerencias e, incluso, pedidos de baja.

Escena en el pórtico

12/6/09
- Mirá lo que es la fila, Panza. Es la primera y última vez que buscamos a este pibe.- Se fastidió el Bocha.
- Qué le vas a hacer. Si no lo buscamos nosotros no lo busca nadie. Y al flaco este lo necesitamos porque juega un montón- El Panza se arrellanó en el asiento de conductor con el brazo apoyado en la ventana.

Un sujeto luciendo uniforme intimidatorio, imitación grupo GEOF, se aproximó al auto del Panza, esgrimiendo una planilla.
- Buen día ¿a qué lote van? - inquirió con fría amabilidad.
- No sé -tartamudeó el Panza- ¿vos sabés el lote, Bocha?
- Ni idea - se desentendió el Bocha
- ¿A qué familia van a ver? - interrumpió el robocop privado, con un casi imperceptible soplido de fastidio.
- Flatto -Sentenció el Panza- Adivinando una mueca del Bocha, se anticipó - Sí se llama Flatto el muñeco este.
- ¿Su nombre? -
inqurió el vigía.
- Esteee... Leónidas Castrolnuovo- murmuró el Panza. Dirigiéndose al Bocha le espetó - Sí, me llamo Leónidas. ¿Algún problema? - Al Bocha le temblaba el mentón, pero contuvo cualquier sonido que pudiera salir de su boca. No quería alterar al Panza que ya estaba medio nervioso.
- ¿Me permite su documento? - retrucó el centinela
- 23.723...
- Su documento, por favor - lo cortó, abruptamente, el carcelero
- Mmhh... Bocha, pasame la billetera que está en el bolso. - solicitó, serio

Luego de una breve escena de lucha contorsionada contra el bolso en el asiento posterior, el Bocha obtiene la billetera. Con fastidio, el Panza alarga el documento al guardia, que toma nota de los datos y se retira.
La fila de autos avanza 6 metros cuando vuelve el custodio.
- ¿A qué Flatto va a ver?- consultó. La pregunta descolocó al Panza y al Bocha.
- ... mmm. Al pibe le dicen Tito, pero no sé cómo se llama. El padre tampoco ¿tenés idea, Bocha? - consultó.
- No. Es un tipo alto, grandote, morocho que anda en una camioneta azul, de esas que tienen tres filas de asientos. Dejame pensar...
- ¿Puede abrir el baúl, por favor?
- solicitó el vigilante, sorpresivamente.

El gesto del Panza se tornó serio y su rostro viró al rojo primero y al tiza después, producto de la dilatación y contracción violenta de las arterias que irrigan el cráneo. Para abrir el baúl necesitaba la llave, que estaba en el encendido. Si apagaba el auto, no sabía si arrancaría nuevamente. Sacó la mano por la ventana para abrir la puerta, pero no lo logró. El Bocha se bajó, dió la vuelta y abrió al tercer tirón. Con dolor, el Panza apaga el auto, saca la llave y se dirige a la parte trasera. La cerradura del baúl se hizo rogar al punto que la llave casi se quiebra en dos intentos fallidos por abrir. Una tenue nube de polvo se esparció por el aire al levantar la tapa. Tras ella un olor denso y húmedo invadió los rostros.
- Puede cerrarla - ordenó el símil policía.

Cuatro intentos hicieron falta para cerrarla, incrementando la violencia entre uno y otro. El Panza sudaba cuando subió el auto. La fila había avanzado unos metros y se alargaba atrás con varios vehículos.
- gh gh gh gh... gh gh gh... ...g h... - fueron las toses agónicas del auto en el primer intento de arranque. - ...tá madre! - ladró el Panza.
- DANTE! - gritó el Bocha, asustando al Panza y al personal de sguridad - Se llama Dante el padre del Tito. Le dicen Caco. - completó, radiante.
- Aguarde un segundo - anunció el hombre de negro.


La fila avanzaba y los autos de atrás se adelantaban al del Panza, que ya pasaba a ser un obstáculo. Al pasar, se escuchaban trazos de frases que incluían la palabra batata y lejanas risas.
Vuelve el uniformado.
- No contestan en la casa. Le voy a pedir que se corra al costado así puede pasar la gente. - volvió a ordenar, adusto, acentuando innecesariamente "la gente" al final.

Otro intento fallido de encendido, acompañado por un fuerte olor a nafta, los obligó a bajarse a empujar el auto, bajo la supervisión del guardián. El sol, en su cenit, les recordó que el tiempo se acababa.
- Llamalo al celular - Propuso el Panza, agobiado. Bocha lo intenta, vanamente. - Me atiende el contestador - expira, lacónico.
El tiempo pasaba lenta y pastosamente. Repentinamente, el Panza sube al auto y le da encendido con tanta furia que, luego de toses, estampidos y nubes negras, arrancó. La acelerada hizo flamear los hemerocalyx del simétrico cantero, preñado de color. El chirrido de las cubiertas gastadas espantó horneros, calandrias y algún tero.

Con uno menos, empataron cero a cero, que fué celebrado como un triunfo.

La primera nº5

1/6/09
Es enorme.
Enorme. No puedo creer que esto vuele tan alto y tan lejos con una patada. Nada más que una patada. Cuando trato, me duele el pie y apenas se aleja, como cansada, dos ó tres metros. ¿Cómo hacen? Se les deberían partir los huesos. ¿Y cuando el arquero saca con la mano? ¡La tira hasta la mitad de la cancha! Es imposible. Un día estuve en una cancha de esas y es inmensa. Me hace acordar al campo de mi tío.

Porque cuando la quiero levantar, no llego a rodearla con los brazos y se me escapa. Parece que me dice que no tengo edad para tocarla. Pero ya tengo cuatro y si mi papá me la regaló es porque ya puedo jugar con ella. Si él sabe mucho más que todos.

"Es una número 5. La misma con la que Messi hace los goles", me dijo.
Y me revolvió el flequillo con la mano.

Después de la furia

22/5/09
El olor del linimento lo abofeteaba en su ascenso desde los muslos a la nariz. Sentado como estaba, la cabeza gacha y casi hundida en la entrepierna, el azote se hacía más intenso y doloroso. Ni transpirado estaba. Un ligero meneo de su cabeza negando algo íntimo e irreversible y secreto, era el único atisbo de vida en todo su ser. Cualquiera juraría que una lágrima furiosa se le escapaba en su silenciosa frustración.

El día y el entorno tampoco acompañaban. Frío, gris muy oscuro, viento y, para completarla, una fina garúa oblicua. Un lugar solitario, lejano, de difícil acceso con pocos y ralos árboles pelados por la época, que semegaban huesudas garras que emergían de un suelo amarillo por el ordinario pasto seco. Piedras, cascotes y ladrillos asomaban aquí y allí, poniendo en evidencia un relleno artificial del predio, de precaria nivelación y pobre fertilidad.

En su depresión, levantó la cabeza para ver qué pasaba en la cancha con sus compañeros que seguían debatiéndose contra un rival superior. Una mezcla de sensaciones, todas negativas, lo dominaba al tiempo que su pensamiento se dirigía temerario e irracional, como a través de un cristal rojo, al árbitro del juego. Su vista tropezó con la anatomía del Panza, cuyo emblemático abdomen casi le tocaba la nariz.

"Sos un pelotudo, Bocha. Dejarnos con uno menos al minuto por venir caliente con el 5 contrario del partido anterior es una cagada que te mandaste. Aceptalo. Esperemos que no nos llenen la canasta otra vez. Te repito: sos un pelotudo." - sentenció el Panza, que giró y fué a alentar al equipo.

Después del pelotazo

18/5/08
Es la nada absoluta. No hay colores, tampoco olores. Ni frío ni calor. El tiempo y el espacio han perdido dimensión, al punto de no saber si son infinitos o extremadamente pequeños, mínimos. La ausencia de movimiento es total que, sumada a la ingravidez, completa el cuadro de vacío. Un vacío en el que los sentidos no tienen razón de ser. Impera sólo el tan mencionado como nunca bien definido sexto sentido, que apenas evoca la vaga y fugaz imagen de una pelota explosivamente luminosa, como el obturador de una cámara fotográfica para alta velocidad.

Primero, son sordos balbuceos. Versión sonora de imágenes difusas. Algo de luz vira el negro a un gris plomizo que, lentamente, gana en claridad. La sensación de sequedad crece en la garganta, al tiempo que un frío casi líquido asciende por el centro de la médula espinal. "Abrió los ojos" se alcanza a comprender en tanta confusión, ahora giratoria como un tiovivo. El dolor irrumpe y se expande por la cabeza, cual bestia que pugna por salir desde la masa encefálica a través de la cavidad craneal.

Se hace la luz. "¿Estás bien pibe?" repite con preocupación una voz algo más grave y lenta que la del capitán del equipo, cuyo rostro toma forma más nítida mientras anónimos brazos ayudan a incorporarse. Merced a la acción del agua, otra ola de frío despabila los sentidos y permite reconocer el entorno. El verde de la gramilla, entreverado con manchas marrones y claras de partes peladas y secas nos traen de vuelta a la cancha. El dolor ardiente del rostro persiste mientras nos incorporamos. Lejanos y escasos aplausos preanuncian la continuación del partido.

"Menos mal que estabas ahí, Panza. Si no, ese bombazo se mete adentro y esos chotos nos cagan."

El Colo

19/12/08
El me la pasaba y yo se la devolvía. Así era todo el tiempo desde que volvíamos del colegio hasta que ya no se veía la pelota y había que ir a comer. Todos los días igual. Cuando llovía ó hacía frío, nos ligábamos unos retos, de yapa. Con esas patitas de tero, típicas de los 8 años, hacíamos dupla en la defensa del equipo de la clase. Pocas veces discutíamos porque era más fuerte nuestra amistad, reforzada por el parentezco de primos que teníamos con el Colo. Su nombre, Alfredo, hasta él lo había olvidado y se presentaba como el Colo. No era pelirrojo, pero tenía el pelo más claro que el resto, por eso le pusimos así. Además, en la cancha los nombres tienen que tener hasta dos sílabas, si no, se complica pedir la pelota y cantar un pase ó señalar una marca.

En la secundaria armamos nuestro equipo. El tío nos consiguió un juego de camisetas de piqué todas iguales, hasta con número en la espalda. En ese entonces, no se estilaba estamparle el nombre. Hacíamos una dupla sensacional. Nos relevábamos muy bien. Cuando me proyectaba, iba muy tranquilo sabiendo que el Colo quedaba atrás. Era impasable. Más de un gol pude hacer gracias a esa capacidad de defensa que tenía. Y era el primero en llegar a abrazarme después de cada conquista. Ahora que lo pienso, no recuerdo ningún gol suyo.

El estudio, el trabajo y la familia, la vida propia, en definitiva, nos llevó por rumbos diferentes. Pero el fútbol jamás nos separaría. Nos anotamos en varios campeonatos armando muchos equipos: Mastodontes, La Plaga, Once Escuerzos, Tropilla, Arsénico, Corega (ya en veteranos) y no sé cuántos más. Nunca fuimos un seleccionado, pero tampoco un rejunte que nos pasaban por arriba. Dábamos pelea y agarramos algún trofeo cuando lo tuvimos al Cuervo Di Biasi arriba, que la mandaba a guardar de cualquier lado.

Hoy, cada vez que rememoro estos recuerdos inventados, se me anuda la garganta y la vista se nubla, con algúna lágrima silenciosa que se escurre. Porque el Colo no nació, aunque sí vivió. Me enteré hace poco que tuve y no tuve ese hermano de la vida que siempre añoré dándole a la pelota contra una pared, solo. Al principio, me enojé con mi tía por lo que hizo, pero vaya uno a saber qué le pasó para que tomara una desición así. Pero siempre tuvo un trato preferencial para mí que nunca entendí y ahora me explico. Por eso, la tristeza puede más que el enojo. Además, pienso en cuántos Colos habrán sufrido ese destino y se me oprime el alma.

Me levanto, respiro profundo y miro al cielo, donde me espera el Colo. En la mejor cancha, con la mejor pelota, prometiéndome goles y golazos.Y descubro que se me esboza una sonrisa.

El civil

21/11/08
Santi se miró al espejo, controlando que el nudo de la corbata estuviera en su lugar. Se acomodó el saco y se miró una vez más, esta vez a los ojos. Inspiró profundo inflando el pecho, exhaló y se dijo "Vamos!" en sun susurro. Estaba nervioso, pero decidido. La mañana estaba espléndida, invitando a conquistar el día, que sería trascendente para él y Anita, su última novia, con quien se encontraría en el registro civil antes de mediodía.

Toda la familia y amigos más cercanos estaban allí, algunos de saco y corbata, otros más informales, con sus cámaras de fotos propias, amén del fotógrafo, movedizo y disparando sin cesar, ahora que no usa rollos para las fotos. Chiquillos y preadolescentes ríen y corren, para temor de la tía que consideraría como una herida cualquier mancha en su impecable vestido y sombrero de exagerada elegancia.

El pequeño recinto se torna sofocante al verse desbodado. Para colmo, el ventilador de techo no anda o no lo prenden. La jueza ameniza el trámite con simpatía dibujando sonrisas benévolas en los rostros. Santi, tomado de la mano de Anita, confirma su decisión y ella lo corresponde, fimando el libro y recibiendo su primer beso como jefe de familia según la ley. Suenan aplausos, palmadas, felicitaciones y besos. Vuela arroz, que los más chicos recogen del piso y vuelven a arrojar. La tía, espantada, cruzó la vereda. Fotos y más fotos. La ansiedad de mediodía aceleran la sesión y la caravana parte rauda a la quinta del tío, lista para recibirlos.

Los sacos y las corbatas van desapareciendo y el ambiente se afloja. Circulan bandejas con sabrosos bocados, más tarde vienen otras con carne cortada para hacrese sandwiches. Fluyen jarras y botellas que refrescan y animan el espíritu, dando más soltura al ambiente. Anita, feliz, se preocupa porque todos estén a gusto. Santi, desacostumbrado a ser el centro de la escena, se mueve de acá para allá, algo perdido, pero feliz. Los muchachos se fueron acomodando abajo del álamo, cada uno con su copa o vaso bien provisto y la charla comenzó, tranquila e íntima.

La sombra del álamo se alargaba, la tía terminaba su té en la galería y el tío, con el resto de los mayores, acomodaba leña en el fogón, cuya llama enrojecería aún más sus rostros resaltando las chispas de sus miradas por demás alegres. Un costillar, ya ensartado en el asador, esperaba su momento reposando sobre una mesa. Los más chicos encontraron la pelota, una número 3 chiquita y ágil que empezó a correr de acá para allá. Los muchachos se callaron mirando el juego. Unos minutos de silencio y, en muda y unánime desición se levantaron. El picado se había armado, esta vez, de pantalón largo y camisa. Santi no pudo resistir, se liberó de corbata y zapatos y se entreveró en la jauría apasionada.

En ese momento Anita estaba en la cocina.

Día de la madre

17/10/08
Ella nos llevó en su vientre, nos amamantó y nos arropó. Nos cambió los pañales, que eran muy distintos a los descartables de hoy. Había que tener estómago para hacerlo. Nos abrigó cuando hacía frío y nos refrescaba los días de calor. Nos enseñó las primeras oraciones y nos hizo conocer a nuestro Angel de la Guarda.

Nos preparó el primer uniforme y los útiles del colegio, y todos los días hizo la mejor comida posible con lo que había a mano, para que crezcamos bien y sanos. Nos retó cuando nos mandamos alguna macana y nos consoló en esos momentos de tristeza. Estuvo siempre al lado cuando nos enfermamos y se angustió en las ausencias de los primeros campamentos y salidas.

Cuando empezamos a volar solos nos miró desde el nido con mezcla de alegría y temor a nuestros primeros pasos. Hoy disfruta de nietos y una familia multiplicada. Y su sonrisa refleja que tanto sacrificio valió la pena.

Pero la primera pelota nos la regaló él.

Zapatillas colgadas

3/10/08
Están colgadas de los cables, esos que van por el aire de poste a poste, siempre en un cruce de calles de barrios de casas bajas enrejadas y cerca de barrios donde la vida es más dura e incierta aún. Están lejos del suelo, el lugar para el que fueron hechas. Muchos pies las necesitan y no las pueden alcanzar. Su destino de hacer confortable caminar, correr ó jugarse un fulbito ha terminado.

Hoy señalan un lugar, nada más. Un lugar sórdido, puerta de entrada a un mundo marginal e insano. Nada bueno hay ahí. Es donde el dealer hace su insensible negocio a costa de la destrucción. Si prestamos atención a esos cables que llevan energía, comunicaciones e imágenes a los hogares, las encontraremos pendiendo de ellos con más frecuencia de la esperada, como amorfos frutos de mala semilla.

Esos grises colgajos abofetean la conciencia y el fuego se enciende en el pecho ante la inquina de la que forman parte. Las zapatillas tienen que desaparecer de allí y volver, calzando un pie sufrido, al suelo, al potrero. A esa canchita donde generará sensaciones mucho más puras, sanas, intensas y permanentes que cualquier innoble sustancia de falaz, efímera y mortal fantasía.

Give me a break, man!

26/9/08
¿Es posible parar la pelota? Con la versión de Cake de "I will survive" en mis oídos allí voy.
A los yanquis se les resquebrajan las bestias, Europa arruga la nariz, mira a China y China sigue con la misma cara indescifrable. Kris se goza y escupe el efecto jazz desde su mueca sobrecargada de lápiz labial en una ONU que no la ve, la lee ni la escucha. Sólo la huele merced a la fuerte acción del galón Chanel Nº5, 6, 7 y 8 (si es que existe) con que se asea. Se apura a sacarse una foto con Shakira para que el espejito le mienta sobre quién es la más linda.

El menos gordo Antonini agrega fiestas, valijas y ceros al cargamento que, asevera, Papá Noel Uberti y Gatúbela Bereziuk le trajeron a Kris, Neurus Néstor, Julio y la caterva de sanguijuelas y rémoras que habitan Pink House y merodean la Plaza del Amor y los Sueños, algunos con pañuelo en la cabeza. Todos y nadie estuvieron con Forza y los mexicanos ya no sólo cantan mañanitas. Igual, todo pasa, Don Julio, como es De Vido.

En el campo lo único que llueve son resoluciones laberínticas de la ONCCA. Los del campo salen de perder el tiempo con el Cheppibe con el pulgar abajo y todo a foja cero. Las vacas, el trigo y el maíz sembrado, se evaporan con una sequía mayor a la de mi billetera. El año que viene morfaremos frutas tropicales. Mientras, le seguimos entrando al asado como si fuera eterno. Meta lonja, compadre, que en el presupuesto, el tren no bala ni ladra ni maúlla. Y a los trenes que quedan los prenden fuego para que anden mejor, dejando en el andén a la gente, otra vez de a pie. La cana sube al tren y los chorros se bajan, le limpian la nave a Willy Cañas y la despeinan a Moria, que aún se pregunta qué pretendían de ella.

Te querés relajar, vermucito en mano, bandejita con ingredientes y el mismo día pierden boquita, river, Independiente y, para colmo, gana racing. Give me a break, plis!. ¿Dónde están los atletas olímpicos, che? ¿Alguien se acuerda de la Peque Paretto? Imposible, ahora que estamos en la final de la Davis. ¿Con qué lo paramos a Rafa se-me-mete-el-pantalón-en-la-cola Nadal? Están buscando algún estadio subterráneo con superficie de cera y cuevas de peludo, iluminado con antorchas y un público formado sólo por hinchas de Chaca, Chicago, Tigre, Excursio, Morón, Temperley, Dock Sud y San Telmo juntos, sumando alrededor de 35.000 delincuentes sueltos sin personal de seguridad a menos de una milla del lugar. Todo por la Ensaladera.

Cuestión que apagaron la máquina que quería reinventar el mundo porque se le terminó la garrafa y al precio que está no pudieron comprar otra. Lo mismo que quisieron hacer hace tiempo con el Proyecto Biósfera y terminaron todos escapándose por la ventana. Ayer, 800.000 (Sí, 800.000!!) personas estuvieron en San Nicolás. Muchachos, captamos la onda ó seguimos buscando el huevo para encontrarle el pelo?

Cuatro contra cuatro

16/9/08
El fin de semana largo te caga. Todo el mundo se raja y cuesta armar el partido. En fin, "somo' los qu'estamo' y estamo' los que somo' ". Para cuatro contra cuatro es grande la cancha, che. Vamos tener que achicarla un poco. Pongamos un par de buzos para marcar un arco en mitad de cancha y listo.
- A ver... vos, Garza para acá, Tincho para allá y vos Panza, quedate acá. Chupete y el Corto vayan de aquel lado y un Melli para cada equipo.

Lo que iba a ser un partidazo termina siendo el paso previo al walkover, presentando una escena desértica, inarmónica y hasta frígida, donde el entusiasmo debe trabajarse artificialmente. Cuando uno ve un arco delimitado difusamente por un par de prendas de vestir sobre el tierral perenne de mitad de cancha el entusiasmo por jugar se debilita hasta casi desvanecerse. Ya un arco normal sin red le resta un inmenso encanto al gol pero, aunque sea, tiene límites precisos y un disparo en el travesaño ó en un poste povocan una descarga emotiva que estimula el juego.

El par de buzos en el piso resultan un insulto al objetivo del juego, que es el gol. Un témpano que enfría cualquier conquista ¿Cómo se determina ese golazo al ángulo con disparo desde media distancia? ¿ O con un cabezazo en palomita al segundo palo? Imaginate que metés una contra y se la tirás por arriba al arquero ya desesperado. Gol, gol, ¿gol? La gloria y la nada no se distinguen, generando discusiones bizantinas con distintas versiones de trayectorias y alturas, mientras la pelota se aleja hacia el horizonte. La solución pierde su condición de tal al no conformar del todo a alguno de los bandos.

Para que el gol sea inapelable, la pelota debe ingresar a ras del suelo, cuya superficie impar empobrece aún más el escaso arte de la maniobra, con un balón que no parece redondo del todo y levanta tierrita en su inseguro camino a la meta. La falta de esplendor y explosión, producen una abúlica celebración casi reglamentaria. Es un gol triste.

En un arco de buzos nunca se hará un golazo, ese que llega a arrancar lágrimas a quien ve superada su capacidad emotiva.
Encima, hay que ir a buscar la pelota al verdadero arco que quedó ocioso ante la falta de jugadores. Una distancia que siempre es larga.

En la pelota

11/9/08
Oscuridad total y absoluta en un ambiente sin ángulos cuyoslímites están muy suavemente recubiertas de un tenue polvillo y leve humedad de condensación sin explicación clara de cómo llegó allí, siendo que no hay abertura alguna en este sitio sin colores. Ni siquiera el negro, tan impenetrable que formo parte de él. El aroma denso del tiempo encriptado es lo único perceptible aquí, en este lugar sin temperatura ni movimiento. Es casi la nada.

Una nada que podría ser eterna si no fuera por esos repentinos e inesperados movimientos, ya pausados, ya frenéticos. Giros, ascensos y descensos. Sensaciones de etérea ingravidez se alternan con impactos y quietudes repentinas. Velocidades y lentitudes componen un juego maravilloso que se goza casi para siempre, ya que el tiempo no existe en este lugar. Sordos sonidos, como provenientes de otro mundo, dan entidad a vida mas allá de la pared. ¿Qué son? ¿Qué hacen? ¿Qué pasa del otro lado?

Una sucesión de interrogantes se dispara hasta que sucede la laceración. Obsceno, indecoroso y entrometido, algo desconocido irrumpe en ese seno de paz, armonía y tibia quietud, revelando con su impúdica luz los misterios sagrados guardados hasta ese momento.

- ¡Pelota de mierda! - ladra el individuo enajenado. - ¡Venir a reventarse justo ahora! -flagela- ¡Dale, boludo, andá rápido a buscar otra que se termina el partido y tenemos que empatar, carajo!

Composición. Tema: LA VACA

29/8/08
Ese bife de chorizo por el que matamos y por el que los turistas preguntan a diario en Buenos Aires como lo hacen por las pirámides en Egipto, la torre Eiffel, en París y el Taj Mahal en la India, no viene del aire ni de una línea de montaje industrial. Viene de un animal, un novillo gordo, obviedad de la que nos olvidamos mientras saboreamos su terneza y jugosa untosidad.

Ese bife empezó a "fabricarse" 2 años y medio antes, cuando la vaca quedó preñada del toro. Siguieron 9 meses hasta que nació el ternero, otros 6 al pie de la vaca hasta que lo destetaron y un año comiendo las mejores raciones y praderas, que cuestan sus buenos mangos hacer, para lograr el estado ideal para faena y, dos días después, llegar al plato chorreando juguito. Mientras tanto, la vaca se queda preñada de vuelta, reiniciando el ciclo, convirtiéndose así en una verdadera fábrica de carne. De la famosa carne argentina que es nuestro orgullo y distintivo en el mundo.

Hasta aquí, todo muy lindo, 10 felicitado y carita feliz. PEEEROOO, hete aquí que el gobierno, cerrando exportaciones e interviniendo groseramente el mercado so pretexto que todos comamos mucha carne barata, espanta cualquier interés de los productores en continuar una actividad con resultados negativos. "Hasta aquí llegué" dice el ganadero y liquida el rodeo. O sea, vende las vacas. O sea, DESMANTELA UNA FÁBRICA DE CARNE QUE COSTÓ AÑOS PONER EN FUNCIONAMIENTO. Y más de un siglo de mejorar su calidad, iniciada por quienes introdujeron las razas productoras de carne.

Informes serios dicen que "la participación de las hembras en la faena fue casi del 50%, completando 16 meses consecutivos de liquidación de vientres. Para que se tenga una magnitud: las hembras faenadas en el año 2007 fueron 1.500.000 más que las faenadas en el año 2006. En el año 2006 a su vez se faenaron 1.000.000 más que en el promedio 2001-2005."

Con la caída de la 125 no se solucionó ABSOLUTAMENTE NADA. Sólo se detuvo otro avance del avasallamiento K sobre el sector que es la locomotora de nuestra Argentina, nos guste ó no.


Menos vacas = menos terneros = menos novillos = menos bife.
La cuestión es que, si la cosa sigue así, decile chau a la nerca y sacale una foto al bife antes que se convierta en un recuerdo cosa que, a este ritmo, va a pasar antes de las próximas olimpíadas, cuando tengamos que importarlo de Uruguya, Brasil ó canguros de Australia, al precio que ellos quieran.

Postrado

20/8/08
A ver si así anda mejor la cosa... no, no. ¿y de esta manera? tampoco, no hay caso. Habrá que bancarla como estaba. Lo bueno es que puedo probar variantes hasta encontrar la manera menos molesta. Porque, convengamos, es molesto y nada más. No es un drama, tragedia ó situación irreversible, pero se hace largo. Pasa un rato, pasa otro rato y no pasa nada. Ya terminé de leer el libro y quiero esperar a empezar otro, más por fiaca que por querer saborear la obra recién terminada que, si bien me entretuvo, era medio rara, más bien estrambótica. Algo en la conciencia me susurra que fué una pérdida de tiempo.

Ahora me pica. No llego con mis dedos a ese lugar hoy recóndito que aguijonea mi humor. Por ahí había una aguja de tejer que me dejaron para eso y desprecié. ¿Dónde está? Acá. Ahora sí, que alivio! Media lágrima asoma en la comisura del ojo, acompañando la sensación. El techo del cuarto, ignorado siempre, pasa a ser un mapa detalladísimo de imperfecciones del pintor, de la limpieza y el efecto del paso del tiempo en minúsculas grietas que hoy parecen atroces heridas. La tela de araña de la esquina crece a diario, merced al trabajo de su propietaria que supervisamos a diario.


Falta un mes para que me den el alta. Es una eternidad con las ganas que tengo de jugar un fulbito. Uno. Más que ganas, una necesidad. ¿Cuánta gente se pondrá los cortos hoy? ¿y mañana? Encima, los días cada vez están más lindos para darle a la redonda.

Habrá que bancarla, nomás.

En el tren

15/8/08
Un pequeño pique corto en frío, que puede derivar en un inesperado desgarro, permite ingresar en la formación antes que las puertas neumáticas guillotinen la condición de pasajero para quedar transeúnte un rato más, de duración definida por el humor y voluntad gremial ferroviaria. En el interior la atmósfera se espesa casi al grado viscosidad. El calor de entrañas activas domina el ambiente, dando la sensación de haber ingresado a un medio ausente de oxígeno, a pesar del esfuerzo de un fatigado ventilador que revuelve la atmósfera, esparciendo aromas urbanos de escaso encanto.

Los codiciados asientos están todos ocupados por señoras que tejen y hombres dormidos, o que simulan hacerlo, para conservar su pequeño trono. el bamboleo del convoy hace perder la estabilidad al joven que se deja caer sobre la muchacha de pantalones ajustados, quizás como excusa para entablar una relación, muy probablemente tan intensa como fugaz. Quien no tiene colocados auriculares que musicalizan su ambiente, leen gruesos libros con parsimonia y párpados tambaleantes. Mas allá, dos sujetos conversan animadamente. En realidad, uno habla y el otro hace que escucha interesado, con una sonrisa mal dibujada en el rostro, lamentando en su interior el fortuito encuentro que le impide leer el diario en paz.

Rostros serios, inexpresivos hasta un estado semicomatoso causados por cerebros que se resisten a despertar, predominan en el poblado vagón. La amplia cartera de la excesivamente perfumada dama se incrusta en el riñón del elegantísimo caballero, preparado para reuniones en las que deberá inspirar solvencia y convencimiento. Un hombre de mediana edad y campera gastada lleva en brazos a su hija con delantal cuadrillé rosa de jardín de infantes municipal ¿dónde estará la madre? Pregunta que abre un abanico de posibilidades, casi todas con el común denominador del esfuerzo por salir adelante.

La hermética ventana hace desfilar edificios con innumerables ventanas tras las cuales hay otras tantas historias. Muchas de ellas tienen acollarado un artefacto de aire acondicionado, como cuadradas garrapatas adheridas a las paredes. Entre los árboles, las canchas de tenis están ocupadas por personas sonrientes, marcando el abismo que nos separa de ellos. El paisaje cambia y la precariedad y el hacinamiento nos golpean mas allá del vidrio. Casillas y sórdidas construcciones sin armonía ni visotsidad nos muestran el verdadero fondo de ese abismo. Se nubla y todo pasa a ser gris.

La puerta se abre y comienza una nueva jornada de luchas, triunfos, derrotas, alegrías, frustraciones, almuerzos frugales y opíparos, encuentros, desencuentros y reconciliaciones.

Olimpíadas

8/8/08
El espíritu olímpico es impuesto a la fuerza desde Beijing, como le dicen ahora a Pekín, generando un conflicto de raza de esos perritos ñatos a los que las viejitas les tejen saquitos y con los que la gente común tiene el inconfesable deseo de, por lo menos una vez, darle una flor de patada que lo emboque en el ángulo, impactando en el travesaño de un arco imaginario. Cuestión que vamos a tener dos semanas largas donde sacaremos a relucir nuestros vastos conocimientos de nado sincronizado, tiro al plato y lanzamiento de todo tipo de elementos a ver quien lo arroja más lejos. Sabremos por un ratito quén es el mejor en lucha grecorromana, ese anudamiento humano que no se practica en ningún lado medianamente conocido, donde gana el que asfixia al otro y que nunca es ni griego ni romano.

Con la seguridad de los que saben, sosteniendo la mirada, pronosticaremos los podios en todas las disciplinas de remo, especialmente el cuádruple par con timonel. Celebraremos nuestros aciertos y se los enrostraremos a quienes auguraron el oro para algún país eslavo en posta 4 x 400. Seremos jueces implacables en saltos ornamentales y gimnasia artística. Criticaremos sin piedad el fallido del atleta en las anillas, dando a entender que eso lo hacemos a diario, antes de darnos una ducha fría de madrugada, cosa que desmiente nuestra lisa y esférica topografía abdominal. Cruelmente, nos reiremos del pesista que no puede levantar mil kilos, con comentarios tipo "Ese es el campeón del asado con cuero", mientras empujamos las papas fritas con un galón de cerveza artesanal. Nos enteraremos de manera marginal que el representante argentino en esgrima, a pesar de su entusiasmo, fué tempranamente eliminado de la competencia, teniendo que lustrar millares de zapatos para pagar su pasaje de vuelta, so pena de ser enviado a un campo de arroz con el traje puesto.

Ni por asomo habrá doping positivo en ningún alteta chino, por más que su aspecto físico evidencie una dieta a base de uranio enriquecido y ensaladas sazonadas con plutonio. El deportista ni siquiera será sospechado de recurrir a este tipo de artilugios cuando, al colocarle la presea dorada, esta se derrita al tomar contacto con su pecho. Obviamente, para disipar suspicacias, alguna cabeza rodará por doping y será de algún país postergado de Europa oriental, seguramente un gitano. Y todo el mundo contento, salvo en Europa oriental.

Bardach y Meolans en la pileta sin flota-flota, Kurkower luciendo su robe de chambre azul en judo, Espínola y Lange al sol en catamarán fachero, Fernández en el bote y el garrochista de apellido difícil que tiene cara de buen pibe, serán tapa en los tabloides mientras dure su actuación y volverán al anonimato después. A David le va a tocar vérselas con Djokovic ó Nadal antes de mirar el podio. Se le complica al Panza. Mientras Maggie Aicega posa en todos los avisos, Las Leonas y Manu Ginóbili se están atajando antes de empezar. Al final, la esperanza del oro argentino queda en manos, más bien en los pies, del fulbo.

Y si no, todo pasa, Don Julio.

En la Rural

1/8/08
Al pasar el molinete el aroma, el sonido y la velocidad cambian. Las bocinas, escapes e insultos dan paso a una chacarera que suena por los parlantes, el olor de fardos y bosta bovina y el pausado desplazamiento de masas humanas que miran todo. La placidez y pachorra se interrumpen con el acelerado paso de sujetos de sobretodo azul y corbata, radio en mano y con rumbo desconocido, encandilando con su insignia prendida en la solapa, que actúa como la sirena de un patrullero abriéndose paso en la marea humana. El señor entrado en años de inmenso abdomen sucumbe ante el alud de chacinados y quesillos, cuyo consumo posterior lo hará volar hasta la estratósfera. La señora, con medio pastelito en mano, lo codea para apurarlo a sumarse a la fila de gente sin boina que casi no avanza y espera paciente, en haras de su folleto o calcomanía. La peonada junta auditorio en un permanente desfile de payadores, gutarreros y recitadores por su alegre escenario gremial.

Los nenes miran las vacas y las vacas miran los nenes mientras el paisano junta la bosta con pala. Rubén Orlando le hace el rulo al Hereford y la señorita sin poncho pregunta qué marca es el toro, mientras llama a la tía para que le saque una foto con el inmenso animal de virilidad pendular. Un faisán aterrado mira de reojo la turbamulta que se detiene a observarlo con la boca abierta, los pajaritos pían a gritos por aire para volar y el jubilado se relame entre las gallinas y los conejos que, para los más chicos, son mascotas. El chancho, indiferente a todo, se echa obscenamente y repele con su olor. Las chinchillas, desde sus cajas de vidrio, miran las pieles de sus amigas, expuestas como producto final. Las artesanías son un imán que se invierte al conocer su precio.

Gigantescas peceras contienen sus especímenes que varían de acuerdo al programa que estén emitiendo. Cada radio tiene la suya. Cámaras de televisión extraen declaraciones graves a rostros tan adustos como anónimos. El famoso se pasea hablando por celular y la señora excedida en tintura lo señala. Curiosos urbanos consultan a los hastiados técnicos sobre las bondades de la cosechadora y los chacareros acuden a la promotora, sin interesarles demasiado la veracidad de sus conocimientos, vertidos desde una acalambrada sonrisa. Pululan boinas. Las genuinas y las de disfraz, distinguiéndose éstas últimas por su extravagancia en tamaño, diseño, color y colocación, asemejando, en casos extremos, a un turbante derrumbado. No sorprendería que alguno se la cuelgue de la oreja, o del hombro. El hambre se soporta cuando la lista de precios anuncia el especial de bondiola a $14. Los paisanos se juntan a matear lejos de la urbanidad. Todos quieren ver a De Angeli, Buzzi, Llambías ó Miguens. Nadie pregunta por Gioino.

Integrantes de una especie de logia, que se reconocen por sus rostros encendidos y enfundados en lodens verdes, confluyen presurosos en mostradores espirituosos a debatir sobre ejemplares bovinos, inseminación y pasturas. En la arena, las cucardas son repartidas entre aplausos protocolares y un atisbo de desazón de quienes la ven pasar. Los de radio en mano reportan a seres invisibles a través de su artefacto y parten raudos en otra dirección, haciendo flamear su sobretodo como un gran ave de corral. El yeguarizo, enfundado hasta las orejas, se asusta y provoca un pequeño desbande de bolsas y carteras. Señores de campera intercambian tarjetas con otros de chaleco con cierre y logo, semejando a los escolares que lo hacen con figuritas del mundial para llenar el álbum y cambiarlo por una pelota.

Faltan muchas cosas, pero ya me alargué demasiado. El resto habrá que verlo ahí, en la Rural.

Detención en la Comarca del Happy Hour

31/7/08
Viernes, 14 hs en San Martín y Av. Córdoba. Hora de fin de almuerzo para oficinistas y paseo para turistas. Por la angosta vereda, caminaba con desición entre la gente hacia la calle Tres Sargentos, bamboleando su excesiva anatomía, con evidentes signos de artificio para lograr una voluptuosidad tan llamativa como ambigua, que los transeúntes observaban de reojo.

Sin motivo aparente, quizás en respuesta a algún dardo verbal, gira y le arroja un celular en la nuca a un sujeto con aspecto de asistente administrativo contable que acababa de cruzarse, quien se da vuelta sosteniendo su maletín y juntando la punta de todos los dedos de su mano libre, en el universal gesto del "¿Qué te pasa?" , respondido por el agresor con el más universal gesto del dedo mayor elevado con el ímpetu de un árbitro iracundo al enarbolar la tarjeta roja. La atencón de los paseantes y porteros se centró en el episodio.

El camión de caudales estaba parado justo frente a la puerta, con sus guardianes custodiando el traslado de valores en pleno despliegue. Otra vez, sin motivo visual aparente, la persona de peculiar silueta enfrenta a uno de ellos y, luego de un intercambio breve y frenético de palabras, le espeta un salivazo tamaño aguaviva que acertó en pleno rostro del custodio, enmascarándolo horriblemente.

Como avispas de un panal derribado, sus compañeros se abalanzaron sobre el agresor, reduciéndolo primero con un certero puñetazo en el rostro y luego con diversas llaves y tomas muy didtintas a las de Titanes en el Ring, para dejarlo contra el piso. Ningún uniformado intervino en la maniobra, pero un par de esposas le fueron colocadas mientras con una mano le sostenían la cabeza contra la vereda, apretándola. La señora de compras que pasaba con los nenes en vacaciones, les decía "no miren, no miren".

Y gritó.

Un grito primal ahogado que puso en evidencia la tragedia de la contradicción y el desconcierto. Vaya uno a saber qué dramática historia prodjo tal criatura, mezcla fallida de miseria, sensualidad, ignorancia y violencia. La sirena anunció la llegada del patrullero que lo trasladaría a otro capítulo en su vida, lejano a la felicidad.

viernes, 12 de junio de 2009

Vacaciones de invierno

24/7/08
La blancura enceguece y obliga a calzarse lentes para el sol, aunque esté nublado. La brisa fría roza sólo las mejillas, ya que el abrigo tapa hasta la nariz y el gorro con pompón las orejas. La pureza del aire casi duele en los pulmones y embriaga el espíritu. Una sensación de pleno dominio sobre los elementos se adueña del ser mientras se contempla el panorama de extrema belleza. Bosques, lagos y montañas, con colosal imponencia, armonizan con un firmamento que, con natural arte, dejó el gris por un celeste azulado, preñado de color. La inmovilidad del cuadro le da mayor majestuosidad, despertando el alma y haciendo reverdecer sus páramos hasta emocionar, anudando levemente la garganta.

En sofisticadas subastas se pagan millones por cuadros de cierto pintor famoso. Este cuadro natural lo hizo El que hizo al pintor de los cuadros caros. Y está ahí, casi gratis. Igual que un paisaje de campo, de mar, hasta de desierto. A diferencia del cuadro humano, éstos varían sus colores e intensidad a lo largo del año. El alma bulle e hincha el pecho produciendo un suspiro de agradecimiento por tanta bondad. La falta de correspondencia de la humanidad a la creación da la nota agridulce que frunce el ceño y sacude la conciencia, germinando así el propósito de salvar del error y la maldad al mundo entero, a partir de mañana.

Una risa lejana astilla la abstracción contemplativa. La vista se posa sobre pendiente de aspecto algodonoso que atrae la voluntad. Luego del suave impulso, el sonido del deslizamiento secciona el silencio, como una cortadora de fiambres. A medida que aumenta la velocidad el siseo se hace más intenso. La serenidad da paso a la placidez para transformarse primero en vértigo y luego en pánico, en sintonía con el silencio abismal de un vuelo sin destino cierto que se hace interminable. El cuerpo, ingrávido, cobra la dinámica y armonía de un buzo arrojado al viento. Con el impacto contra el imperturbable pino, las homéricas promesas de instantes antes se desintegran en incontables pedazos, igual que la pierna izquierda y un antebrazo.

Un esquí fuera de control se pierde de vista, pendiente abajo.

En el Rosedal

17/7/08
Sabrán disculpar, pero no puedo esperar a mañana para mandar este mail ni evitar el tema. Va muy en caliente, así que va a haber varios deslices y olvidos.
El martes pasado varios estuvimos en la historia al pie del Monumento de los Españoles y, más tarde, continuamos escribiendo la historia de nuestro Fulbito Terapéutico.

Ayer a la tardecita la pantalla gigante del rosedal lanzaba imágenes de senadores más ó menos lúcidos y más ó menos creíbles fundamentando posiciones a un auditorio de más de mil personas, al aire libre y una casi milagrosa temperatura templada para un 16 de julio. Boina, gorra, alpargata, una muralla de baños químicos, banderas argentinas, pancartas de movimientos piqueteros. Izquierda, derecha, arriba y abajo, tambien del medio, departían al ritmo del chori a $3 y gaseosa a $4. Nada era gratis, sólo la esperanza.

Ya era de noche cuando habló la colorada atrificial desde la pantalla y se le quemó la peluca a varios. Antes de terminar mi gaseosa de malta, me ví coordinando un grupete de la CCC en la "reducción de calzada" de Figueroa Alcorta y Sarmiento, al pie de Justo J. de Urquiza que, desde su inmóvil caballo, miraba un horizonte mejor. Otro cuadro militante me ofreció mandar algunos muchachos del otro lado. Le agradecí pero no hacía falta. Había que dejar algo de paso. Uno se bajó del auto a saltar porque no era pingüino y apareció una figura inflada medio rara, verde y amarilla: "El Monstruo de la Soja" me explicó un entrerriano desde su sombrero cuasi cow boy. El toro Alfredito posaba para las fotos.

La pancarta Túnel Paraná partió por av. Sarmiento rumbo a lo desconocido, como una tropa de cebúes que ganan el campo. Levantando un superpaty partimos con la ágil columna cuya vanguardia alcanzamos en el botánico, por Av. Santa Fe. La tibia noche favorecía la convocatoria. Cuatro cuadras de personas golpeando cualquier cosa que haga ruido avanzaba. De los balcones la gente aplaudía y muchos bajaban a sumarse a la marcha. El tropel llegó hasta Callao y algunos querían ir al Congreso para que otro muera en la segura refriega que se armaría. Privó la lógica y se continuó hacia el Obelisco. Alrededor de tres mil personas invadieron los carriles centrales rumbo al enhiesto monumento. Cordones policiales con escudos y espectantes carros hidrantes disuadieron el intento de algunos que soñaban ir a la plaza del amor y los sueños. Aparecieron las cámaras y, con ellas, la negra Alarcón, la colo Ripoll y Toty Flores. Más tarde, Nito Artaza completó la macedonia política-mediática, luego de su función con plumífero elenco.

La versión del empate fué festejada por el MST y los hijos del campo en un abrazo heterodoxo, global y circunstancialmente sincero. Un infaltable agorero desmintió la versión del empate. Mientras entrerrianos confraternizaban con señoritas de amplia y singular belleza urbana, un sujeto pseudo suicida insultó a los presentes, tildándolos de cobardes y pagados por Kirchner por no ir a morir al Congreso. Casi lo siguen algunos y, al final, se fué solo. Nada más se supo de él. Varios se tiraron a descansar en el cruce de Cerrito y Corrientes, un lugar en el que, normalmente, no hubieran sobrevivido más de 8 segundos. Una feroz pelea de canes reavivó la euforia general y ya se corrían apuestas a favor del negro mastín cuando los separaron de un certero botellazo. Apareció el hermano del viejito que arregla a Woody en Toy Story 2 y de las treinta palabras que dijo, sólo podemos escribir cuatro: "Estos... hijos ..... de mil .....".

La posibilidad de ser saludados por D'Elía que anunciaron los agentes del orden, motivó el rápido regreso al rosedal, cuya fauna había sufrido algún cambio con el avance de la noche. Raras transacciones de servicios se gestionaban en la penumbra. Mientras tanto, la pantalla emitía una tensión creciente a medida que se acercaban las definiciones. Dos mil personas expectantes, angustiadas y sedientas pagaron $6 la botellita de seven up. Un taxista, muy parecido Próximo, el dueño de Maximus en Gadiador, insultaba y apaludía con la misma ferocidad a los senadores según su intención de voto. La tensión ya dolía y Pichetto sacaba lo peor de cada uno con sus zarpazos verbales. El terror se veía en sus ojos enmarcado por teñidas cejas y cabellera bicolor vinílica. Se extendía en sus diatribas y todos temían por la frágil salud de Carlos, que arrastraba su voto con ella. A votar y que Carlos no se equivoque de botón...Parda 36, grito de gol y vamos de vuelta.
Nadie respiró mientras Cobos era Kobos y volvía a ser Cobos en ahogantes 27 minutos. Propuso un cuarto intermedio y siete personas cayeron acalambradas.
Blasfemando, Pichetto se tiró al vacío.
Que Carlos no se equivoque de botón, por favor! ¡Parda 36 de vuelta! Y nuevo grito de gol, pero inmediatamente venía el penal.
La dirigencia ruralista sube al escenario para que le digan el resultado bien en la cara.
¿Quién patea? ¿Cobos ó Kobos? Unos minutos preparando la pelota, tomando carrera, un respiro y miró el arco. Cuando arrancó ya se sabía quién pateaba.
¡¡GOL de Cobos y el proyecto al sótano, canejo!!
Estallido total, himno a capella a las 5 am, Alderete se abrazó con Miguens y la Virgen aparece en el escenario, en brazos de Llambías.
La brisa, suave y tibia, comenzó a soplar desde otro lado.

Todos al monumento el 15

14/7/08
Va en copia oculta para no saturar ni para que la SIDE haga sus chanchuyos, según dicen. Será por el susto que lo hacen.

Nuestro país está viviendo un momento crucial para su futuro. Así de grossa es la cosa. Y no es ninguna novedad tampoco.

Pequeño racconto para el que estuvo en una lunchera (se puede saltear este párrafo):
Las "políticas de producción" del gobierno fueron desalentando todas las producciones (carne, leche, trigo, etc) obligando a la producción a volcarse a la soja. Una vez sojizado todo, vino el zarpazo.
Hace 125 días salió, de prepo, la resolución 125 de Lousteau (por si no te acordás era el ministro de economía) que confiscaba el resultado de una campaña agrícola y dinamitaba los mercados de futuro, cosa que la campaña siguiente se hiciera totalmente a ciegas. Si la idea era desalentar la producción, destruir la esperanza, se sacaron un 10 felicitado. Obviamente, el sector agropecuario reaccionó y, sorprendentemente, el país entero se adhirió al reclamo que pasó a ser un BASTA a una manera de gobernar totalitaria, avasalladora y discriminadora.

Ha pesar del reclamo generalizado, quienes conducen el país siguen empecinados en su decisión, sin importarles cuánto violan nuestra Constitución ni quienes queden en el camino, sean ricos, pobres, grandes, chicos, medianos, etc.

En la Creación, nuestro país ha sido bendecido por Dios con una de las 3 planicies más ricas del planeta, junto con el Cinturón Maicero de USA y las Tierras Negras de Ucrania. Estamos en el podio. POR NATURALEZA, NO POR IDEOLOGIA, la locomotora de nuestro tren es la producción agropecuaria. No se puede ir contra eso.

Cuando viajamos en colectivo, si vemos que el conductor maneja con imprudencia, se lo hacemos saber para que corrija, a pesar de lo incómodo que nos pueda resultar, porque hay algo más importante en juego: nuestra vida y la del prójimo.

HOY LA ENCRUCIJADA ES LA MISMA A NIVEL PAIS, TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE HACERLE NOTAR AL GOBIERNO QUE ESTÁ CONDUCIENDO LA NACIÓN CON IMPRUDENCIA, LEJOS DEL BIEN COMUN.
EL PAIS NUESTRO, EL DE NUESTROS HIJOS Y NIETOS ESTA EN JUEGO. DE NOSOTROS DEPENDE.

Mañana MARTES 15 a las 15 hs. tenemos una enorme oportunidad de hacerlo.
Vayamos Y HAGAMOS IR MAS GENTE al Monumento de los Españoles (en realidad son los monumentos a la Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas).

Torneo Independencia

11/7/08
El Día de la Independencia, hoy más parecido al promocionado film de ciencia micción yanqui que al ideal de los próceres de 1816, pasó algo importante, a pesar de los avatares del surrealismo nativo actual.
Cuarenta padres de los colegios confluyeron, con los corazones palpitando al unísono, en el césped para cristalizar un nuevo cuadrangular, esta vez llamado Torneo Independencia, en clara alusión a la fecha conmemorada, según aclararon los creativos de la organización a quienes les preguntaron. Una marejada de niños que acompañó la comitiva tomó una pelota y se fué a jugar un partido en la cancha del fondo, dándole vida, color y alegría a ese sector del campo.

Los mayores se distribuyeron de a 10 por equipo, cuyos nombres y colores aludían a circunstancias que exigen garra y corazón permanente por parte de los padres, a saber:
Charla de Curso (azul profundo y denso) capitaneados por El Tordillo,
Boletín Abajo (amarillo alerta) conducidos por el inmortal Mariscal,
Cuota del Mes (rojo alarma y/ó descubierto) animados por El Pony,
Pool del Martes (verde, porque no había marrón) liderado, en los papeles, por El Gerenciador.

A pesar de haber sido tentados con jugosos ATN durante la noche previa, los integrantes del comité mantuvieron su imparcialidad y confeccionaron las plantillas con los ojos vendados. El lobby no cesó hasta cruzar la raya de cal, pero el comité se mantuvo impermeable a los aprietes. Con el tradicional ya-pe-yú se sorteó el primer partido. Antes de empezar, todos los jugadores se reunieron entre las dos canchas para agradecer la jornada con una oración y unas sentidas, acertadas y breves palabras del Académico, que le dieron la impronta al encuentro.

Boletín Abajo vs. Cuota del Mes y Charla de Curso vs. Pool del Martes arrancan la jornada a la voz de áhura, a falta de silbato. Aparecen nubes y los pesimistas de siempre, esos que se beben el medio vaso para verlo vacío, auguraron la suspensión inmediata del evento. Su oscura y corta visión les impidió ver que el sol rodaba en el césped, protagonizando las acciones en forma de pelota.
Buena onda, dinámica y estética en el juego, alguna finta lujosa y, sobre todo, muchas ganas de jugar al fútbol hicieron de los partidos un espectáculo amigable para ver. Si bien el trámite fué parejo en general, no hubo empates. Boletín Abajo, luego de un primer tiempo sin goles, ultimó a Cuota del Mes por 4 a 0 y Charla de Curso venció a Pool del Martes 3 a 2, en reñida disputa.

Los ganadores quedaron en cancha y los vencidos cruzaron de terreno, en busca de un triunfo. El Mariscal, finísimo estratega, apoyó su táctica en el abultado score obtenido que le daba ventaja a su equipo color patito. El Gerenciador juntó a su equipo color césped e insufló mística. El Tordillo, se confió al recibir a un equipo derrotado con holgura y pensó más la definición del tercer partido de su equipo color mar adentro sin jugar el segundo. El Pony, por su parte, sacó la laptop, apoyó el mouse en el pasto y rediseñó el equipo color sangre. A pesar del esfuerzo, Pool del Martes no pudo con Boletín Abajo y cayó, con honra, por 4 a 2. La sonrisa del Mariscal estiró levemente su legendario bigote. Cuota del Mes se recompuso y, en muy parejo trámite, superó a Charla de Curso por 2 a 1.

Eran las 12.30 y, como en Cenicienta, algunas carrozas amenazaban con convertirse en calabazas y sus propietarios partieron raudos rumbo a sus hogares, en una diáspora que provocó una sangría de talentos y amigos en todos los equpios, salvo el comandado por el Mariscal, con la tropa bien alineada para el asalto final. Al Tordillo le faltaba uno para completar la plantilla y El Pony, en habilísima maniobra, cedió a la promesa de gol de Cuota del Mes. Su equipo tenía que ganar a Pool del Martes y lo hizo con un holgado, pero esforzado 4 a 0. El Gerenciador quemó sus papeles y aplaudió al vencedor, en una actitud que lo honra. En inferioridad de condiciones, el orgullo azul y la maniobra del Pony surten efecto. La promesa de gol por fin cumple y Charla de Curso da el batacazo y vence a Boletín Abajo en un ajustado 2 a 1.

El triple empate en puntos obligó a definir el torneo en el escritorio con las matmáticas del gol, merced a la cual Boletín Abajo se adjudicó la escarapela, trofeo entregado por el Académico y apaludido hasta por el sol, que regresó a su lugar en el cielo una vez terminado el fútbol. Felicitaciones, abrazos, saludos y todo el mundo rajando a su casa para llegar antes que se enfríen los fideos.

Premios:
Revelación: Gato Montés.
Grata Aparición: Saeta / Araña Pollito
Resurrección: Mangangá
Remo: Clarinete

Walk over

5/7/08
Empezamos a trotar despacio alrededor de la cancha , para ir aflojando la dureza de nuestras casi anquilosadas piernas e ir entrando de a poco en calor. Alguno menos veterano comienza un toqueteo de pelota y otro se la pide, para sentirla en el empeine. Viene la bola y, con un toquecito bien abajo con la punta del botín, la levanta, la acuna en el pecho y la devuelve al pie. Con una caricia la devuelve, mansa y buena, a quien se la había pasado.

Ahora mejor estirar un poco, si no, al primer intento de pique seguro me tironeo. Imito, con menos elasticidad, esos movimientos previos que hacían el Diego, Burru y los demás antes de la final del '86. Mentalmente, me siento ahí, en el Azteca. En un ratito empieza el partido y me muero de ganas de jugar. ¿Cuántos somos? Un, dos, tres, cuatro... sí, estamos. En cualquier momento llegan los contrarios y se arma. Vamos apurar así los agarramos fríos y los madrugamos. Nada mejor que empezar ganando desde el vestuario.

El Panza se pone aceite verde en la espalda porque después le duele. Me quedó algo flojo el botín derecho, así que mejor ajusto un poco los cordones para evitar una ampolla o, peor, un esguince. Ya estoy listo para pelotear un poco al arquero. -¿Por qué no llamás al capitán de los otros así se apuran un poco? Tendríamos que haber empezado hace 10 minutos, che.- Ya me cansé de boludear. Me pongo el buzo porque me voy a enfriar de vuelta. -¿Y? ¿Apareció alguno? ¿Pasó algo?

Qué bronca te da que te hagan un walk-over, uocóber ó como corno se diga. ¿Quién puede estar contento con ganar así? Fea sensación esa de cambiarse la ropa sin transpirar y pasar de largo la ducha.
¿Quién puede tener ganas de tomarse algo fresco?

¡Ma' sí! ¡Me voy a la mierda!

martes, 9 de junio de 2009

En la Carpa Verde

27/6/08

Una incursión por camping Congreso.
La carpa verde que no es verde, pero que te quiero verde, empapelada por fuera y por dentro de notas y cartelitos que empalidecen cualquier santuario de cultura popular y rodeada de un coglomerado cosmopolita en corrillos de intercambio de opiniones diversas que destilaban democracia y paredón a los chorros. Morgado, diputado K con aspecto linyero-popular junto a un amigo tuerto, escuchaba explicaciones de productores del NOA que sofrenaban sus expresiones. El rabino departía con un sujeto de aspecto agauchado falto de ducha en meses, gente paqueta y el torito inflado mirando al Congreso. Alderete y la CCC estrechan manos hoy amigas y mañana vemos. Me extrañó no ver un par hare-krishna fumándose un sahumerio.

En el kamping, el plasma aburría a 15 sujetos colocados a dedo en sillas tapizadas. El pigüino inflado le daba la espalda al torito. Señoras mayores increpaban a militantes rentados que repartían flamígera volantería. La karpa de Los Pibes mostraba más movimiento, merced al aporte gastronómico que dispensaba a simpatizantes profesionales. El resto del acampe no se sabía para qué estaba, dada la ausencia de público en su inrerior. Pasacalles colgaban de las farolas, amenazando a la población. Los medios buscaban la nota en la nada. En el medio, aparecieron más carpas, que no estaban con nadie. O contra todos.

Habló De Angeli, se armó tumulto atrás de la carpa empapelada y le pincharon la panza a uno, con una valla dijeron, mientras el Peque cantaba "qué pasó, qué pasó" en el frente. La policía del bigotón miraba con ganas la pizzería Nápoles mientras llegaba la ambulancia del SAME. Muchachitos de boina acanalada formulaban declaraciones a cientos de micrófonos. Cualquier cara lograba cámara. Vilma Ripoll encendió el lanzallamas acusando a los Libres del Sud que, casualmente pasaron por ahí. García Hamilton me preguntó si conocía al muchacho herido. "Yo no sé. Yo estoy acá", respondí y me presentó a un escritor. Castells salió de la carpa y Lucianito entró por atrás, custodiado por la CCC. Gente de CRA, con sobretodo largo, iban de acá para allá, en voz baja. Una manifestación de 200 motoqueros pasaron tocando bocina, respondida con aplausos de alivio por transeúntes que temieron tragedia al verlos llegar. El muchacho de la carpa hizo un comunicado a la prensa en cadena nacional virtual y se fué a jugar a la taba.

El primer gol de la historia

El frondoso bosque de Caldenwood cernía su sombra sobre el también sombrío rostro de Lord Fotheringham, que rumiaba su amargura. El silencio se interrumpía con el metálico sonido que hacía su armadura al andar de su corcel, cubierto por una imponente manta de fabuloso ornato.
El plumaje de su casco se mecía lentamente, al ritmo del elegante paso del caballo. El noble regresaba a su castillo, derrotado por el campeón del rey en el campo de lid real. Sorteó con honra la humillación, merced a la herida que, con su lanza, le provocó al campeón en el hombro.

Su suerte adversa significó la pérdida de la mano de Lady Leghorn y, con ella, el anexo nuevas comarcas a su territorio y su posición como sucesor legítimo al trono, más allá del tibio amor que le dispensaba a la princesa cercano, más bien, a la simpatía.
Clarion de Leicestershire, su paje, intentaba animarlo, infructuosamente. - Milord -le decía- no os dejéis arrastrar por la pesadumbre. Pensad que tenéis oportunidad con Lady Wanda, hija menor de su majestad que, además, la aventaja en hermosura.
- Está fuerte la petisa - sentenció melancólicamente el noble, en un arrebato arrabalero desconocido para él.

Ya en los jardines de su castillo, Lord Fotheringham se apeó y su paje llevó su cabalgadura a la caballeriza. Dominado por un pesimismo que le oscurecía el alma, se dirigió a la fortaleza, acompañado sólo por el sonido metálico de la armadura que lo cubría de pies a cabeza. Sobre el sendero de grava había una piña casi redonda que había caído de un centenario pino que ornaba el parque. El noble descargó sobre ella su impotencia con un puntapié furioso. La piña impactó en una rama horizontal de un roble, que casi tocaba un arce plantado a siete metros, se elevó hasta semejar un lunar en el cielo y comenzó a caer cerca del noble.

Al verla venir desde lo alto, algo sacudió su interior y no pudo resistir el impulso de arrojarse al aire en una rara cabriola para impactar nuevamente la piña con su pie antes que ésta cayera al suelo. La potencia y precisión de su disparo la estrellaron contra la misma rama, para luego rebotar en la hierba y perderse en el follaje de atrás. .

El estrépito metálico de su caída espantó algunas aves. Lord Fotheringham se levantó trabajosamente, con el alma encendida, llena de una sensación nueva, mezcla de alegría y pasión que disipó sus pesares, arrancándole un primigenio grito triunfal con puños cerrados. Recuperó su casco y lo arrojó a un tribuna imaginaria, para luego encaminarse a su hogar, sonriente, sin saber que había metido el primer gol de la historia.

Un día de bronca

12/6/08 Crisis con el campo

Ustedes sabrán disculpar, pero cada día es más arduo abstraerse de la coyuntura.
Este espacio intenta mantenerse al margen de los avatares diarios, pero esta semana quien suscribe se vió desborado ante el show de maldad exhibido en cadena nacional el lunes pasado. En un impresionante montaje se utilizó, con un cinismo supino, el sufrimiento de los más postergados sólo para generar adhesión al demagógico régimen monárquico imperante, a través de una monumental mentira. Difícil mantenerse indiferente y no hacer, como sugiere nuestro Presidente Honorario F.W., una catarsis, a modo de descarga.

¿A quién se le ocurriría desarmar la locomotora para que el tren ande mejor? Sólo a los asesinos de la esperanza.
La realidad muestra un país en combustión. Basta hacerse unos kilómetros de esta metrópoli para corroborarlo.
Ya terminaron los días clave, donde se esbozaba una luz de salida .
Ahora son clavo. Un clavo que, martillado a diario por quienes detentan el poder, entra más profundamente en la carne del habitante de nuestro país provocando no ya dolor sino bronca después de tanto ensañamiento con el martillo. Bronca que crece y va tomando forma de furia, con la reacción a la vuelta de la esquina.

"Quien siembra tormentas cosecha tempestades", dijeron alguna vez. Las tormentas ya se sembraron.
Mucho más se puede agregar, si abrimos el abanico a la política del disvalor en educación, "salud", cultura, etc. pero lo vamos a dejar aquí porque es monstruoso.