sábado, 13 de junio de 2009

En la pelota

11/9/08
Oscuridad total y absoluta en un ambiente sin ángulos cuyoslímites están muy suavemente recubiertas de un tenue polvillo y leve humedad de condensación sin explicación clara de cómo llegó allí, siendo que no hay abertura alguna en este sitio sin colores. Ni siquiera el negro, tan impenetrable que formo parte de él. El aroma denso del tiempo encriptado es lo único perceptible aquí, en este lugar sin temperatura ni movimiento. Es casi la nada.

Una nada que podría ser eterna si no fuera por esos repentinos e inesperados movimientos, ya pausados, ya frenéticos. Giros, ascensos y descensos. Sensaciones de etérea ingravidez se alternan con impactos y quietudes repentinas. Velocidades y lentitudes componen un juego maravilloso que se goza casi para siempre, ya que el tiempo no existe en este lugar. Sordos sonidos, como provenientes de otro mundo, dan entidad a vida mas allá de la pared. ¿Qué son? ¿Qué hacen? ¿Qué pasa del otro lado?

Una sucesión de interrogantes se dispara hasta que sucede la laceración. Obsceno, indecoroso y entrometido, algo desconocido irrumpe en ese seno de paz, armonía y tibia quietud, revelando con su impúdica luz los misterios sagrados guardados hasta ese momento.

- ¡Pelota de mierda! - ladra el individuo enajenado. - ¡Venir a reventarse justo ahora! -flagela- ¡Dale, boludo, andá rápido a buscar otra que se termina el partido y tenemos que empatar, carajo!

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