martes, 9 de junio de 2009

El Forro

5/6/08
Transpirado, dolorido y agotado el tipo se sentó en el banco apoyó su espalda y cabeza contra la pared y cerró los ojos. Su brazo yacía sobre el muslo y de su mano, que colgaba lánguida, pendía una botellita de refresco a medio tomar.

Cuando recuperó algo de aire, abrió los ojos y vió al flaco. Ahí estaba sentado en el otro extremo del barcito de la cancha.
Y lo insultó en su interior.
Razón no le faltaba porque el flaco se la había pasado rompiendo la paciencia todo el partido. Pedía la pelota histéricamente, si no se la daban insultaba sin límite, todo el tiempo. Encima, ensuciaba el partido pidiendo mano, foul, discutiendo corners y laterales. Pateaba la pelota lejos mientras el resultado era favorable. "Para enfriar" decía, con sonrisa verdosa. Para colmo de males, caminaba la cancha y ni hablar de marcar rivales.

Tenía ganas de correrlo a patadas en el culo. Así de insoportable estuvo el flaco. Y así de caliente estaba el tipo, que estaba por largarle su bronca, pero se contuvo. El flaco revisaba los bolsillos de su buzo una y otra vez, mientras tomaba un vaso de agua de la canilla. El tipo lo observó mientras apuraba su bebida. El flaco seguía con el mismo trámite, ya algo más ansioso. Todos lo ignoraban.

El tipo se levantó, cruzó el salón, buscó una gaseosa del bar y se la alargó, diciéndole: "Dejá, flaco. Hoy te banco la cancha".

No hay comentarios:

Publicar un comentario